Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Subdirección de Investigación y Postgrado
Subprograma de Especialización en Lectura y Escritura
Curso: Fundamentos Pedagógicos de la Lectura y la Escritura
Profesora: Angélica Silva
Participante: Claudia Pimentel
Cohorte: 2009 – III
Resumen comentado
I. Bibliografía:
Muñoz de Pimentel, Magaly. (1997). Para aprender Ortografía: Actuar Como Escritor. Trabajo presentado al Tercer Concurso Anual de Experiencias Creativas en Educación “Simón Rodríguez”. Caracas: UPEL.
II. Vocabulario especializado, concepto y temas de interés en el artículo:
1.Ortografía: Conjunto de reglas y usos que regulan la manera correcta de escribir las palabras de una lengua.
2.Didáctica: Parte de la pedagogía que estudia las técnicas y métodos de enseñanza.
3.Sistema Ideográfico: Es la representación directa del sentido de las palabras mediante símbolos gráficos.
4.Sistema alfabético: Identifica los sonidos principales de un idioma (fonemas) y representa cada cual por medio de un signo (grafema).
5.Normativa: Norma o conjunto de normas por las que se regula o rige una materia o actividad determinada.
6.Estrategia: Arte de dirigir un conjunto de disposiciones para alcanzar un objetivo.
7.Dimensión no alfabética de la escritura: Corresponde a los aspectos funcionales del sistema, no a sus características fonográficas. La ortografía es parte de la dimensión no alfabética.
III. Resumen:
El trabajo de investigación, Para aprender ortografía: actuar como escritor, de Magaly Muñoz de Pimentel es una obra que pretende orientar la didáctica utilizada en la escuela para la enseñanza de ortografía. A través de un estudio de investigación cualitativo etnográfico, la autora nos presenta razones para considerar necesario este trabajo. Inicialmente, da ejemplos de los diversos problemas que podemos encontrar en aula, identificando como causa general dos prácticas comunes empleadas al momento de enseñar ortografía. Seguidamente, enmarca tres situaciones que justifican la propuesta, entre las cuales se encuentran: (a) los procesos de adquisición por parte del sujeto; (b) los estudios acerca de la naturaleza de los aspectos ortográficos y (c) el diseño y práctica de didácticas más efectivas para el logro de este aprendizaje. En ese mismo orden, a través de un marco teórico discute qué es ortografía, cómo estudiarla y cuál debe ser la actitud de los responsables del proceso. Nos explica también que luego de que el sujeto ha superado la apropiación de los aspectos fonográficos del sistema (fonema – grafema), se complejiza su desarrollo al tropezarse con la dimensión no-alfabética. Hechas estas consideraciones la profesora Muñoz de Pimentel enumera cinco objetivos aplicados en dos escuelas públicas, con una población de 125 niños, divididos entre segundo, tercero y cuarto grado del Sistema Educativo Venezolano. La ejecución del estudio se realizó en dos fases. La primera, Síntesis de indagación documental, describe la escritura como sistema de representación del lenguaje y como proceso de reconstrucción conceptual, el componente ortográfico de la escritura y qué piensan los niños acerca de la orografía. La segunda fase, La propuesta pedagógica en acción, realiza el planteamiento o hipótesis acerca de la didáctica en la ortografía, seguido de la ortografía en la vida del aula para ofrecer claros ejemplos de la práctica docente. Finalmente la autora resalta los logros obtenidos, y concluye con una invitación a la incorporación masiva de los docentes a transformar la didáctica en aula en relación con el tratamiento de la ortografía.
IV. Comentario crítico:
Considero pertinente y acertada cada propuesta y situación planteada por la profesora Muñoz de Pimentel. En mi opinión, las técnicas y estrategias que empleamos en aula para trabajar aspectos del sistema de escritura y el subsistema ortográfico deben evaluarse y corregirse para así obtener un cambio significativo en el aprendizaje de nuestros estudiantes. Primeramente, debemos concebir al educando como un ser individual que posee características exclusivas, lo cual conlleva a que se exprese (oral y escrita) de manera diferente. Partiendo de este hecho, debemos procurar una planificación que sea acorde con las características que presenta nuestro grupo y proponer a diario situaciones que fomenten la participación activa del estudiante ante su proceso de aprendizaje.
No obstante, es bien sabido que en la escuela el estudiantado manifiesta un desinterés común, sobretodo cuando de ortografía se trata. A diario se nos presentan casos de apatía en el área de Castellano, por considerar las prácticas de leer y escribir como innecesarias para su futuro académico. Ahora bien, este malestar de nuestros alumnos puede interpretarse desde múltiples consideraciones. Por un lado, podríamos decir que ese desinterés que sienten nuestros estudiantes por la lengua escrita se debe a que los docentes no hemos sabido inculcar en ellos el sentido de pertenencia ante las posibilidades de su lengua materna. Coincido con la autora cuando refiere que las dificultades que presentan los estudiantes en la apropiación de la escritura sobrepasan los límites de la escuela. Es decir, estas inadecuaciones en la expresión escrita reaparecen en niveles de estudio superior, obteniendo como lamentable resultado: la deserción estudiantil.
Como co-responsable de este proceso formativo en la adquisición y desarrollo de la lengua escrita, creo que el docente debe cambiar su manera de ver la enseñanza de la escritura como sistema. El trabajo aquí comentado demuestra que sí existe la posibilidad de obtener resultados más efectivos si empleamos otra didáctica en nuestra aula. No es sólo cuestión de incorporar estrategias nuevas y propiciar situaciones que impulsen, como expresa Muñoz de Pimentel, la exploración activa sobre los aspectos ortográficos. Es entender como maestros la lengua que hablamos y escribimos. Por eso considero que queda de nuestra parte acondicionar el ambiente de aprendizaje para que nuestros estudiantes desarrollen competencias comunicacionales efectivas para potenciar su expresión oral y escrita. Asimismo, pienso que debemos procurar enlazar a los padres y a la comunidad con el proceso de aprendizaje de sus niños. Esto podemos lograrlo a través de ejercicios prácticos que necesiten de su presencia; por ejemplo, podríamos pedirles a nuestros alumnos que escriban junto a sus padres una carta a su junta de condominio para proponer mejoras para su zona residencial.
En definitiva, estoy convencida de que sí se puede lograr un cambio en la enseñanza de la escritura y en aspectos puntuales como el sistema ortográfico, siempre y cuando nos comprometamos con lo que realmente significa ser docente. Quien no cree no predica. Es por eso que antes de intentar aplicar estrategias que incluyan el lenguaje debemos ser nosotros los que concienticemos su importancia en la educación de nuestros niños. Si reconocemos el eje transversal del lenguaje como complemento significativo en cada una de las áreas de trabajo del quehacer escolar, tendremos resultados diferentes. El delimitar el estudio del lenguaje, por ende el de la ortografía, a las horas de castellano, limita a nuestros estudiantes a desarrollar competencias integrales. Queda en nuestras manos producir el cambio que tanto esperamos por el respeto a nuestra lengua, a nuestro idioma.
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